martes, 11 de diciembre de 2007

Días nefastos

2 comentarios:

David Santiago dijo...

Muertes eternas.

El pacto por la vida

Elegimos morir como la señora de la magia.

El compás del reloj...

... Las notas del pentagrama

Las proclamas de los trovadores y los hilos de las liras del Infierno

Entre el frío hielo el alma resguardada por sobreveste de hierro

En tu mano el deseo de congelar el mundo

de no perder lo perdido

de encontar lo que tienes contigo

una camino de baldosas amarillas

La ruta hacia las montañas nevadas deonde se alzan los templos sagrados

sorbos de licor que se beben mil veces lentos

Que se apuran al calior de tus besos

La calidez de tus lágrimas que ilumina tus ojos

Son llantos de bebé, la vida cruzada por cien mil lanzadas

más de las del púgil, o las estocadas de un espadachín, sostenidas en el aire, como nuestras ilusiones ante el peso de la gravedad.

Es como un globo de aire caliente al resonar del viento.

Ves que pequeño es el cielo, y cuan inmenso el mundo

cantor embustero

De versos perdidos entre copas y tragos

De los llantos de tu melancolía por las voces que siempre están donde sabes

Te pierdes buscano, gato descamin ado. Que rondas por el folo de la luna con el beso de plata

Ojos de gato!!!
Ojos de gato!!!
Ojos de gato!!!
Ojos de gato!!!

La finura de una garra

Las vueltas por el camino bajo las ramas

Y te recuestas sobre la cálida hierba

Y en sonido de los pájaros mece tu mullido colchón

Y cuando quieras silba y escucharás la mirada de Helena

De piedra tu carne, de sangre tu sangre impía

vida de vida viviendo por soñar, robándole llantos al tiempo

Arrancándole los jirones de la barba

El devorador destruzado, con su cráneo contra la bóveda celeste. Un infito caos de eras y eones

Los años que solo recuerdan los demonios

mortales de carne pretérita
hojas caducas bajo tronos he hierro y piedra

El rio se seca

no fluyen los afluentes

drena la alcantarilla

Y draga la tumba del muerto la canción del verdugo

Así muere una doncella asi se apaga un tenue lucero y sin embargo ante el frío del abismo, ante el inmenso mar , brilla como un faro sin freno.

Irradia sus ojos en tu alma
Quema el cuchillo la carne concentrada

El escalpelo de la sangre del bujo
Y con él la hoja que arde al fego!!!

Lui Sin dijo...

¡Ole!